Lo que más destaca del análisis de las encuestas en este apartado es que la mayoría, exceptuando el tramo de 40-50 años, de los encuestados tiene un vago recuerdo o no reconoce una percepción de España durante los estudios básicos. Es llamativo que los mayores de 40 años sean los que más recuerdos tengan de haber recibido en su educación primaria enseñanzas sobre España, la historia y su cultura. La educación de estas personas, como así reconocen algunas en la encuesta, fue durante la etapa de dictaduras militares en sus países (Argentina, Chile…) y en sus libros de texto percibían una historia conservadora, apegada a términos como raza y religión, que tenían a España como la madre portadora de la civilización.
Durante la etapa del bachillerato y la universidad es casi unánime en todos los tramos de edades de los encuestados que aparezca la idea de que la historia de España relacionada con el continente se “aparca” un poco de sus estudios, al ser ahora vista como la potencia que les dominaba, y centrarse éstos en los procesos de independencia y construcción de las nuevas naciones. Primaba más el nacionalismo de cada nuevo estado y la imagen de España queda ya marcada por ser el país contra el que se luchó para conseguir la libertad.
Otra percepción encontrada entre las respuestas se repite también
en la mayoría de los participantes en la encuesta. Se trata de que al llegar a
la etapa universitaria casi todos los encuestados reconocen haber puesto “en
duda” la educación recibida y afirmar que por inquietud propia indagaron en “la
verdad”. Dicho de otra manera, el recelo hacia la educación escolar recibida en
materia de historia es muy grande. Casi todas las inquietudes intelectuales
para conocer el pasado de su país, y por ende su relación con España, de forma
más objetiva están en la línea de que la “historia la escribieron los
ganadores”, dando por sentado que los ganadores son los conquistadores
españoles y que la visión de la historia que se enseñaba en las escuelas era
parcial, incluso, que se ocultaba la verdad[1].
Las personas de mayor edad, tramo 45-50 años, son las únicas que
recuerdan el uso habitual o “normal” del término “Madre Patria” en sus libros de texto. Incluso se da el caso de dos
encuestados que creen que el término se usaba más entre los maestros (los
“viejos” profesores) que como concepto explicado en los libros. Muy pocos de
los entrevistados a través del formulario enviado saben explicar cómo se empleaba
ese concepto de madre patria y en qué contexto del libro de historia se usaba.
Tienen más presente la relación del término con la imagen del país de donde
procedían los conquistadores y colonos, que la idea del país que llevó una
lengua y una cultura desde las que se “fundaron” sus naciones. En realidad, se
constata que el uso de “Madre Patria” está
más visto como un estereotipo que como una percepción “filial” respecto a la
antigua metrópoli.
“En la Primaria aprendí que España es la “Madre
Patria” por sus tres legados fundamentales, que son sangre (mestizaje), lengua
y religión”.[2]
Esta apreciación no suele darse,
como decíamos, entre los más jóvenes. Algunos, abiertamente, dicen no recordar
haberla oído (“Madre Patria”) en la
primaria o secundaria nunca. Achacan el uso a personas mayores o a personas con
raíces españolas directas y/o recientes (descendientes de la última generación
de emigrantes). Es más, el tema del mestizaje genera en los encuestados del
tramo 20-30 años, cierta incomodidad ya que el indigenismo sí que es una
materia presente y recordada en su experiencia educativa. Para ellos la
búsqueda de la “Madre”, de las
raíces, estaría más en los pueblos originarios del continente americano que al
otro lado del océano, en Europa.
“(…) la mayoría de personas de este país, sobre todo en la
capital, se sienten orgullosas y agradecidas por “mejorarles la raza” como
suelen decir. Esto me parece terrible, ya que no tenemos identidad y por todas
estas razones y otras más, el verse como indígenas o mestizos es considerado
como denigrante.”[3]
“… ya que no tenemos
identidad”; la desaparición de España como
fundamento o aporte de sus identidades se aprecia en los encuestados de menos
edad. Para casi todos ellos la imagen de España que se daba en sus libros de
texto del bachillerato estaba demasiado alejada de la realidad americana. Se
exponían los “crímenes” de la Conquista pero no se “juzgaban”. La idea general
es que los emancipadores, la mayoría criollos (descendientes de españoles,
nacidos ya en América), solamente sustituyeron a los peninsulares en el poder,
pero que no representaban la verdadera esencia y identidad originaria de
América. El indigenismo, ligado a la peculiar izquierda latinoamericana y a
cierto “ecologismo antropológico”, es la principal fuente intelectual para los
jóvenes latinos que desean ir “más allá” de lo legado por España para
revindicar la verdadera identidad americana. En esta línea, la imagen de España
no hace más que declinar.
[1] “La
historia es una de mis fascinaciones y por lo tanto me ha interesado siempre,
desde mis últimos años en la institución secundaria me entró la idea de que
algo no cuadraba bien en la historia de mi país, así que me puse a investigar
por mi cuenta y a dar con pistas de una historia real, por lo que en primera
instancia comprendí que se trataba básicamente de una matanza y saqueo sin
precedentes por cuestiones de poder. Velada por la historia y además mostrada a
favor de ella.”
N. A.: Extracto de una de las
encuestas. Ecuador, joven de 26 años.
[2] Extracto de una encuesta. México, hombre de 49
años.
[3] Extracto
de una encuesta. Ecuador, joven de 26 años.
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